¿Cuándo sé que estoy listo para comprometerme en una
relación con un hombre? cuando acepto que traiga su cepillo de dientes. Si, sé
que es algo tonto. Pero todo fue cuando vi una película llamada Frankie y Jhonny.
Es de los 90s, pero la vi con retraso como muchas películas antiguas. Es una
historia de una mujer difícil que le llaman Frankie interpretada por la gran
Michelle Pfeiffer, que me enamore de ella desde que hizo de Gatubela. También sale
Al Pacino como Johnny. Si, si el del Padrino. Resulta que, en esa película, Al Pacino
hace de un hombre recién salido de la prisión, que termina trabajando como
cocinero en un restaurant, donde justo trabajaba Frankie. Si es muy predecible
que se van a enamorar, así son las películas de esas épocas. Aunque Frankie se
le hace difícil. En la escena final, ellos están en el depa de ella, Johnny había
llamado a un programa de radio haciendo un pedido y el locutor, Marlon, porque
el programa se llama Medianoche con Marlon, justo dice que él no aceptaba pedidos,
pero esta es una excepción y dice sus nombres. Es que son los nombres de una
canción popular americana. Michelle estaba en su ventana cepillándose los dientes,
escucho al locutor hablar, empieza a sonar la melodía de Claro de Luna de Debussy.
Al Pacino sale del baño y Michelle le dice que en el baño hay un cepillo nuevo
que puede usar. Al Pacino sorprendido, le pregunta al personaje de Michelle si
esta queriendo que él se cepille los dientes y Michelle asiente con la cabeza.
Incluso el mas conchudo se pone una bata de baño que estaba colgado ahí
también. Me puse a pensar, cuando una relación crece, es cuando le permites a
dormir a la otra persona, cuando le permites verte en la mañana, sentir tu aliento,
le permites verte cepillarte los dientes, le permites que se cepilla los
dientes.
Con el primero que paso fue con Luis Adriano, él tenía 23
años y yo tenía 32, nuestras edades hacían un número capicúa. Éramos una pareja
capicúa. Solo lo veía una vez a la semana, en su día de descanso, cosa que
odiaba. Iniciamos en enero del 2012, al comienzo solo nos veíamos un par de
horas y luego cada uno para su casa. Luego se fue quedando en mi casa. Hasta que
una mañana me sorprendió que había traído su cepillo de dientes, como tenía una
taza disponible, coloco mi cepillo y el suyo juntos en la taza. Que buenos
recuerdos. Aunque las diferencias de edad empezaron a notarse y como era su
primera relación homosexual, parece que el proceso de aceptación de él no
estaba siendo buena, hasta que se termino la relación, nos vimos un mes más,
pero luego todo acabo. Cada vez que veía esa taza lo recordaba, pero todo que
acostumbrarme a que mi cepillo estuviera ahí solitario, han pasado muchos
cepillos por esa taza. Algunas veces he cambiado la taza, pero hasta ahora ningún
cepillo se ha quedado. Aún no pierdo la esperanza de que mi cepillo no se quedé
solo.